Dos años después de la publicación de su último disco; llega desde Córdoba (Argentina) lo último de Valdes, el dúo de hermanos que fueron toda una revolución en su país gracias a sus temas cargados de alegría y buena vibra. Capaces de hacer bailar a quien sea, con su nuevo álbum “Postal” llevan su propuesta musical a otro nivel gracias a la nueva estructura con la cual dotaron al cuerpo de este disco.
Fieles a sus cantos sobre el amor, Eduardo y ‘Pancho’ llevan casi 5 años alimentando una discografía caracterizada por sus matices que beben del house, el pop y el funk. Habiendo uno estudiado en un conservatorio y el otro siendo un completo autodidacta, la complicidad y la sinergia que fusionan los talentos y el conocimiento musical de ambos han probado su importancia para la creación de diferentes éxitos y para la experimentación con nuevas posibles direcciones que podrían tomar respecto a su música.
Si en Valdes, su primer disco homónimo, los representantes de la escena musical cordobesa se habían enfocado en la creación de piezas que aseguren una fiesta total en cada una de sus presentaciones; con Gris procuraron dar un enfoque más serio a lo que querían expresar con cada tema. Sin embargo, estos dos álbumes nunca perdieron aquellos tintes alegres y llenos de positivismo que provocaban cada uno de sus ritmos. En esta oportunidad, con Postal tenemos un balance entre temas profundos, serios y tristes contrastados con otros más divertidos y bailables que aportan a que este sea uno de sus trabajos más completos.
El nuevo material dura apenas 24 minutos, pero estos son más que suficientes para narrarnos una historia de independencia y amor propio contada desde la agudeza de la voz de ‘Pancho’. Complementada por una animación completa especialmente realizada para el disco, esta selección de 8 canciones nos hacen transitar por un simbólico sendero lleno de subniveles que no se detienen hasta llegar a lo más profundo de una desilusión amorosa. De esta manera, mientras el dúo se sumerge en una aventura de introspección y superación emocional; a través de su descenso por aquellas multicolores escaleras que observamos en “SUEÑO DESPIERTO.”, nosotros como oyentes nos convertimos en cómplices de este periplo mientras nos identificamos con las letras de cada una de sus canciones.
Iniciando con “VENIR A LA CIUDAD.”, ya se sienten aires de despreocupación y muchas ganas de vivir sin importar las consecuencias. “Mientras tenga palabra, no tengo miedo a nada. No le temo al fracaso, ni me sobra voluntad.”-canta ‘Pancho’ mientras las guitarras acompañan esta sensación de emoción por lo desconocido.
Entregado a nuevas experiencias, “SUEÑO DESPIERTO.” se convierte en el tema detonante de todo el enredo que está por venir. La canción retrata el florecimiento de un amor tan fuerte que está destinado a terminar. Sin embargo, una de las partes se rehúsa a aceptar que esto sea cierto, relatando como uno es capaz de perderse a sí mismo con tal de entregarlo todo a la otra persona.
“EL FRÍO.” y “ME QUEDO ACÁ.” parecen temas separados, pero en realidad son complementarios. Cada uno representa el diálogo que se da entre la pareja, demostrando las secuelas que dejó la ruptura en cada uno de ellos: mientras uno no entiende el por qué de la separación, la voz de la mujer (interpretada por Chita) nos expresa su agotamiento por intentar mantener las cosas a flote.
Ya con “NADA.” se dan los primeros indicios de una superación, a lo que “TODO LO QUE HICIMOS.” llega como un rayo de sol de verano tras todo ese panorama de oscuridad y tristeza que gobernaba en los cuatro temas anteriores. A través del pegajoso ritmo de esta canción y la de “CAMINO.” se distingue una madurez y una aceptación por ser quien uno es sin importar lo que dicten otras personas, lo que lleva a la terminación del disco a través de “ALGO MÁS.”, pieza que simboliza aquella valentía por darse una nueva oportunidad en el amor a costa de los errores del pasado.
Es así como “Postal” se convierte en un disco corto pero lleno de vida que deja al oyente aún con ganas de más. La profundidad de sus temas se refleja en cómo todos representan cada uno de los pasos necesarios para sobrellevar los malos tiempos que acarrean una ruptura. De esta manera, aún en sus tonos más melancólicos, la carga emocional que pesa en los coros de cada uno de los temas los hace motivo de repeticiones interminables, convirtiendo a este álbum uno no solo completamente relacionable, sino que también generosamente disfrutable. Sin duda, todo lo que la música debería ser.
Por: Marcelo Pastor.